Ruta guiada por el casco histórico de Cangas. Gratuita para grupos.
Para más información: 986 392 023 ou 986 300875
La villa de Cangas, y muy particularmente su Zona Monumental, acoge un rico patrimonio artístico cada vez más reconocido y valorado.
En este antiguo burgo de pescadores, la mano sabia del cantero y el buen hacer de sus hombres y mujeres a lo largo de los siglos, acabaron legándonos la preciosa arquitectura marineira, que funde sus raíces en la tradición medieval.
Pero Cangas no es solamente Historia, sino también presente; un presente de gran vitalidad, en el que nuestro casco urbano continúa embelleciéndose con nuevos y magníficos edificios contemporáneos.
Por eso comenzaremos nuestro recorrido en la "Casa do Concello", obra de vanguardia que lleva el sello de un laureado arquitecto: Alberto Noguerol. Desde aquí nos dirigiremos por los magníficos "Xardíns do Señal", hasta el lugar donde está la "Capela do Hospital"emblemático monumento mandado construir por el prior D. Gonzalo de Nogueira y Araujo en el 1711 y reconstruida en el año 2002..
Entraremos luego en la Alameda, con la soberbia efigie de Don José Félix Soage Villarino que en el 1914 esculpió el genial Francisco Asorey. A la vista están algunas muestras de aquella generosidad sin límites con que este gran hombre adornó el amor que sentía por su villa natal: el palco de música, el mercado, y otras muchas por las que el pueblo le guarda un cariño imperecedero.
Casi inmediata se encuentra otra sublime talla conocida como "A volta do Mar" con la que el inolvidable Xoán Piñeiro quiso rendir un sentido homenaje a todosl os pescadores de Cangas.
Poco más allá podremos admirar el popular "Reloxo", todo un símbolo de nuestra identidad, y que no es otra cosa que una estación meteorógica.
A partir de este momento, comienza ya a asomar toda la riqueza arquitectónica de nuestro casco antiguo.
En Plaza del Arco, antigua puerta de entrada a la villa, encontraremos uno de esos recoletos recunchos de encanto singular,de onde se dice que durante la Edad Media vivieron judios.
La calle Antonio Garelly conserva una de las más primorosas "casas de patín", que en Cangas es vivienda marineira por excelencia, y en la de Pablo Igrexas nos pasmaremos ante los enormes portalones, en su día utilizados para guardar embarcaciones de pesca.
Ascenderemos luego por la "Rúa Real", salpicada de viejas mansiones hidalgas que aún lucen con orgullo sus escudos de armas, pero también de impresionante edificaciones de finales del S.XIX y principios del XX, con sus graníticas fachadas labradas con esmero, y blancas y alegres galerías.
Veremos también la estatua ecuestre de Santiago Apóstolo, una de las imágenes más conocidas de nuestro conjunto histórico. Así llegaremos a la principal joya arquitectónica que atesora l a villa, y máximo orgullo de los cangueses: la Ex-Colexiata de Santiago.
Su esplendorosa portada renacentista, levantada en 1585,se cuenta entre las más bellas y armoniosas de toda Galicia. Pero es preciso, ademáis, visitar su interior, sus majestuosas naves, sus retablos barrocos y sus imágenes de altísimo valor artístico, elementos todos ante los que nadie queda indiferente. Allí se conserva un venerado Cristo, parece que milagroso, del que se dice que "non quixo arder", pues en 1617 sobrevivó al incendio del templo por parte de los "turcos impíos". aún que quizá nada levante tanta admiración como otro Cristo, el del Consuelo, expresión viva del sufrimento en la Cruz que tan bien supo plasmar el maestro Juan Pintos.
Desde aquí, e a través de la Calle de Hío, nos dirigimos cara al "Eirado do Costal", corazón del barrio quefue el núcleo primigenio de Cangas.
Sus tortuosos callejones esconden muchas y muy hermosas casas de patín alternándose estas con otras modalidades de morada marineira, como "a casa terrera", o su precedente más antigo, y es la "casa con sobrado" o entre medianeras.
También aquí sorprende ao visitante un venerable hórreo, que desde su estraña localización sobre un muro, nos recuerda los duros tiempos en que sobrevivir era todo un lujo. Un escudo erosionado, que en otro momento acogió el emblema de la Inquisición, llamará nuestra atención al subir por la Calle de Síngulis. Así accederemos a la plaza del mismo nombre, presidida por un maravilloso crucero barroco y enmarcada por un espléndido grupo de casas de patín, caracterizando un espacio urbano que nos traslada a otra época.
Y aún podremos dirigir nuestros pasos cara al Outeiro, con sus ancestrales "casas do petisco", bajar luego hasta Fonte Ferreira para conocer el típico lavadero, y finalizar la visita en el barrio de Señal, donde se mantiene la tónica dominante de una arquitectura creada por y para el mar, conformando así uno de los conjuntos monumentales más admirables de toda la costa gallega.